Sigo en la Moyale Highway y por fin me recogen la moto; me quedo más tranquilo sabiendo que no me tendré que quedar tirado en medio de la nada. Escuchar audio

El viajerero en moto tiene que amar, sobretodo, a su motocicleta pues puede ser una compañera amable cuando todo va bien o todo lo contrario. Viajar es como la vida misma, procura tener buenos días porque los malos ya vendrán de todas formas y demuestra, ante todo, sentir amor y respeto por la máquina porque ella te lo da todo cuando realmente la cosa se pone fea. Escuchar audio

Hoy, cambiamos un poco el lugar dónde me encuentro. Me he ido con mi familia a la estación de esquí de Sestriere, intentando que mis hijos aprendan recuerdos que más tarde servirán para su futura formación como personas.   Escuchar audio

Con la moto estropeada, llega al fin Mr. Yellow con 15 hombres fornidos de los cuales solo ayudan a subir la moto al camión 4, pero todos quieren cobrar por su trabajo...   Escuchar audio

Después de repostar gasolina, inicio el camino hasta que a 1 kilómetro y medio supero un talud, encuentro un manchón de arena, la rueda trasera patina y una piedra me rompe el carter, vaciándose el aceite del motor.   Escuchar audio

Sigo por la Moyale Highway y la pista sigue siendo un horror, ya no puedo más encima de la moto; pero no hay ningún sitio dónde parar. Solo unos cuantos burros de muy malas pulgas me acompañan en el viaje.   Escuchar audio

Los desayunos en el hotel son más bien escasos y caros. Me recomienda el dueño, que no vaya por la carretera debido al mal estado, no se si creerlo. Tengo que seguir mi camino hacia Nairobi y no hay nada por lo que quedarse por aquí. Escuchar audio

Sigo la ruta por Highway Moyale y solo el páramo me rodea. duermo cada noche en un sitio nuevo y hoy me cobija un humilde cobertizo con firme de tierra y techo de paja. Escuchar audio

Sigo por la Highway Moyale rumbo a Nairobi buscando alojamiento, me admitenen un sitio dónde no hay apenas nada y mucho menos comida. Las cosas de África.   Escuchar audio

Estoy en frontera entre Etiopía y Kenia, camino de Nairobi. El caos transita en la carretera por caminos imposibles en busca de gasolina para la moto. Escuchar audio

Seguimos en Addis Abeba, buscando un hotel en condiciones enmedio del caos para enviar las fotos y textos para el libro. Escuchar audio

Ruta de exploradores olvidados 3. Seguimos viaje a Nairobi pero antes todavía nos queda camino por Etiopía en el que me encuentro a moteros viajeros. Escuchar audio

La carretera principal a Addis Abeba desde Debra Markos está en mal estado durante los primeros 100 kilómetros, el paisaje es de campos de labor y suaves colinas. Una de las reglas básicas de la cultura motera es el saludo entre motoristas. Yo lo respeto siempre, pero también me gusta saludar a la gente sencilla que me cruzo en el camino. Asciendo de nuevo por un monte arbolado rodeada de bosques. Corono la cima y cuando comienza el descenso diviso una gran mancha urbana. Allí está, una de las ciudades más legendarias, sucias, contaminadas y caóticas del mundo: Addis Abeba.   Escuchar audio

Salgo de Bahir Dar en dirección Debra Markos, comienza a llover de forma torrencial. Tengo que repostar pero me encuentro con la desagradable sorpresa de que en ninguna gasolinera sirven gasolina. Es imposible que en una ciudad grande como esta no haya gasolina para coches, de algún sitio sacan la gasolina. El encargado se acerca y me pregunta cuánto necesito y me explica que hay un problema con la compañía petrolífera.   Escuchar audio

En algún blog de otro viajero que pasó por Addis Abeba he leído que en el hotel Hilton hay buena conexión a internet. Me subo en la moto y voy hasta allí. Para penetrar en este universo cerrado y limpio hay que superar un riguroso control de seguridad. El hotel luce algo anticuado, debió construirse en los setenta, pero mantiene el lujo y la distinción. Es una verdadera ciudad dentro de la ciudad.Si se quiere y se tiene el dinero necesario, se puede dar la vuelta al mundo sin abandonar nunca este mullido planeta de hotel de cinco estrellas. Escuchar audio

Yo me pateo corriendo los países y las ciudades para verlas de cerca, y ahora estoy pateando el centro de Addis Abeba. Y lo que encuentro es una urbe sumergida en la polución, sin aceras, de tráfico denso y tomada por cientos de peatones que vienen y van y me miran con asombro. Al caer la noche atravieso una ciudad muerta, vacía, tétrica. La vida ha desaparecido con la luz y se instaura el reino de las sombras, el corazón de las tinieblas urbanas. Uno nunca debe perderse de noche en las grandes ciudades africanas aunque soy el primer defensor de viajar por el mundo sin temor.   Escuchar audio

Addis Abeba es una de las grandes capitales del África negra desde el punto de vista administrativo y cultural. En ella se encuentra la sede de la Unión Africana. Cerca de la estación localizo el camping Wims Holland House, fundado en su día por un holandés. En el patio vallado hay dos motos más de matrícula holandesa y brasileña. Una Honda Africa Twin y la otra es una BMW R 1200 GS adventure. En la primera viaja un holandés errante que ya se ha hecho Sudamérica; en la segunda, una pareja brasileña de mediana edad que planea la vuelta al mundo. Nos abrazamos y nos emborrachamos de cerveza y hamburguesas en el local de Wims al tiempo que hablamos de rutas, motos y carreteras.   Escuchar audio

La carretera principal a Addis Abeba desde Debra Markos está en mal estado durante los primeros 100 kilómetros, el paisaje es de campos de labor y suaves colinas. Una de las reglas básicas de la cultura motera es el saludo entre motoristas. Yo lo respeto siempre, pero también me gusta saludar a la gente sencilla que me cruzo en el camino. Asciendo de nuevo por un monte arbolado rodeado de bosques. Corono la cima y cuando comienza el descenso diviso una gran mancha urbana. Allí está, una de las ciudades más legendarias, sucias, contaminadas y caóticas del mundo: Addis Abeba.   Escuchar audio

Salgo de Bahir Dar en dirección Debra Markos, la carretera también es buena en este tramo pero de nuevo comienza a llover. Lo hace de forma torrencial, Addis Abeba está a solo trescientos kilómetros. Tengo que repostar pero me encuentro con la desagradable sorpresa de que en ninguna gasolinera sirven gasolina, solo diesel. Por otro lado, es imposible que en una ciudad grande como esta no haya gasolina para coches y tuc tuc, cuando estos pequeños vehículos zumban continuamente alrededor. De algún sitio sacan la gasolina, insisto. Entonces el encargado se acerca y me pregunta en un susurro cuánto necesito.   Escuchar audio

El camino que lleva a las cataratas Tisisat es una pista dura con muchos baches y grava. Son treinta kilómetros que disfruto una barbaridad. Esto es lo que he venido a buscar a África. Una pista, una moto, el cielo azul, la vegetación frondosa, los poblados, la gente sencilla, la aventura y al final del sendero un destino mítico: el agua que echa humo, la espectacular fuente del Nilo Azul. Llegar aquí era mi objetivo en África y está hecho. Así pues, yo también confieso que me alegro mucho de ver lo que vio Pedro Páez hace casi cuatro siglos. Ahora ya puedo irme.   Escuchar audio

Estamos en África, ya encontramos la tumba de Pedro Páez, descubridor de las fuentes del Nilo Azul y ahora seguimos viaje rumbo a Nairobi para enviar la moto a India, pero aún estamos en Etiopía, así que queda mucho viaje africano. Bahir Dar es una ciudad mediana con un agradable paseo alrededor del lago Tana. Me alojo en un hotel que aparece en el GPS y está bastante recomendado por las guías y los overlanders.   Escuchar audio